sexta-feira, 20 de fevereiro de 2009

Medicina popular para el pueblo

En base a la tradición de la medicina popular, el Gobierno brasileño lanza un ambicioso proyecto de producción de medicamentos para los sectores menos favorecidos de la sociedad.
Por Rodrigo Menitto | Desde San Pablo, Brasil
15|02|2009

Desde millares de años el hombre utilizó las plantas como medicamentos para sus males. La revolución industrial trajo consigo un desarrollo en el sector químico transformando la medicina en un engranaje más del complejo fabril. Por mucho tiempo se alejó las ancestrales tradiciones en la relación de médicos y pacientes.

Los conocimientos de la medicina popular quedaron marginados de las universidades en Brasil, hasta que en la década de los 80 farmacéuticos y químicos de la Universidad Federal del Ceará (UFC ) rescataron las tradiciones con investigaciones y una producción mínima en lo que quedó conocido como Farmacias Vivas.

El gran idealizador de dicho proyecto fue el cientista brasileño Francisco José de Abreu Matos fallecido en diciembre del año pasado. Por más de 50 años desarrolló y conquistó reconocimiento nacional e internacional a través de los estudios de plantas medicinales.

Ha 22 años la UFC lleva adelante este proyectote extensión universitaria presente hoy en 40 municipios del Estado de Ceará y en otros seis estados brasileños: Río Grande del Norte, Paraíba, Piauí, Distrito Federal, San Pablo y Río de Janeiro.

La idea de Farmacia Viva fue revolucionaria al proponer algo tan simples como desafiador: unir el conocimiento popular con el científico. En una de sus últimas entrevistas Matos sostenía que: "es importante el trabajo para determinar la eficacia terapéutica de las plantas usadas por el pueblo. En el Nordeste son más de 600 especies y de estas solamente cerca de 100 tienen parcialmente comprobada su eficacia y seguridad de uso".

Actualmente, Brasil concentra por lo menos el 22 por ciento de las especies de plantas floríferas conocidas y catalogadas hoy en la naturaleza. De las 120 mil especies de plantas catalogadas en tierras brasileñas por la OMS, apenas 2 mil son utilizadas como medicinales y dentro de este número solo el 10 por ciento son estudiadas.

Las dos décadas de existencia de Farmacias Vivas demostraron que es posible controlar el 80 por ciento de los males de una comunidad con fitomedicamentos preparados con apenas 15 especies seleccionadas por los farmacéuticos de la universidad.

En diciembre de 2008 el gobierno brasileño dio un fuerte impulso aprobando un programa nacional para plantas medicinales y fitoterapéuticos. Jarabes, broncodilatadores, tes, antisépticos, antiinflamatorios, medicamentos para problemas de piel y otras indicaciones producidas a partir de vegetales pasan a recibir atención especial del Ministerio de Salud. Están involucrados otros seis ministerios como el de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Agrario.

Serán más de 70 especies de plantas que generarán medicamentos para los pacientes del Sistema Único de Salud (SUS), actual estructura de asistencia médica. Por ahora apenas dos especies son producidas de manera industrial.

"Todas tienen algún estudio científico que comprueba su eficacia. La lista tiene como objetivo aumentar la oferta de versiones industrializadas y, también, inducir la realización de estudios más exhaustivos en dicha área", explica José Miguel do Nasciemnto Jr., director del departamento de Asistencia Farmacéutica del Ministerio de Salud.

Agrega: "tenemos una riqueza enorme ha ser explorada. El programa tiene plazo de cuatro años, pero esperamos ver los resultados en los próximos dos".

Según la organización Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) entre 50 a 70 mil plantas medicinales son utilizadas en el mundo. Sin embargo, en la actualidad corren riesgo de extinción 15 mil especies.

De los 17 países considerados megadiversos del planeta, 5 de ellos se encuentran en América del Sur. Juntos Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela concentran el 25 por ciento de la biodiversidad del planeta.

Ya en el Distrito Federal brasileño, el Núcleo de Soporte a la Asistencia Farmacéutica en Terapias no Convencionales, también es pionero en la producción de plantas medicinales. Con diez variedades fueron producidas 18 mil unidades de medicamentos el año pasado. "Tenemos una demanda reprimida, pues en los últimos diez años aumentó el interés por parte de los médicos y también de los usuarios", explicó el coordinador Nilton Luz.

Conceição Caland, profesora y farmacéutica es la actual responsable por el proyecto de extensión Farmacia Viva, cuenta que la producción no es mejor por falta de recursos. “Nosotros hacemos lo que podemos para atender a los más necesitados", enfatizó.

Actualmente apenas ocho personas trabajan tiempo completo en el proyecto.

Por su parte, el Ministerio de la Salud brasileño también apuesta a que el programa ayude a desarrollar la agricultura familiar. La idea será generar ingresos para muchas personas a través del proceso, desde la plantación, producción y distribución. Si se cumplen los objetivos planteados, la producción deberá ser aumentada en siete veces en los próximos dos años.

América Latina viene avanzando en el aprovechamiento de sus enormes ventajas en biodiversidad. Además del caso brasileño, Bolivia (a través del Tratado de Comercio de los Pueblos, donde participa también Venezuela y Cuba), inició en diciembre último la construcción de la primera planta procesadora de hoja de coca.

La lucha del gobierno boliviano contra las prohibiciones y los prejuicios frente al milenario uso de hoja de coca tuvo en 2007 una gran victoria cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció que la producción de coca boliviana no viola las normas internacionales de tráfico de drogas. (Ver: “¿La política de Evo incentiva la producción de drogas?” APM 07/11/2008)

Esta iniciativa rompe el monopolio de los grandes laboratorios dando medicamentos de bajo costo a la población más humildes del pueblo brasileño.

Estos casos vienen mostrando que la salud de los pueblos no puede quedarse en las manos de los laboratorios que ven en los medicamentos como otro negocio más. El deber del Estado en redireccionar la producción de medicamentos para las reales necesidades de la comunidad. Esa es la única salida para lograr conquistar un derecho ha tanto tiempo postergado.

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